
La edición audiovisual tradicional se ha regido por la línea de tiempo 2D, un formato lineal que ha dominado la narrativa desde los inicios del cine. Sin embargo, estamos presenciando un cambio de paradigma hacia entornos inmersivos 3D/VR, donde el editor ya no manipula clips en una pantalla plana, sino que literalmente está «dentro» del contenido que está creando. Este paso del «timeline» al «espacio» redefine por completo el proceso de montaje. Pero en La Resistencia Post, nos preguntamos: ¿es esta inmersión una verdadera liberación creativa o una nueva forma de aislamiento, donde el editor se pierde en el artificio digital, desconectándose de la realidad que busca narrar?
Las herramientas que están facilitando esta revolución son cada vez más sofisticadas, y con ellas, la promesa de una edición sin límites. TVori permite a los creadores de VR animar y editar escenas directamente en un entorno 3D con controles gestuales. Adobe Immersive Environment (disponible en Premiere Pro) permite a los editores trabajar con metraje de 360 grados dentro de un casco de VR, revisando el contenido como si estuvieran allí. Nuke VR extiende las capacidades de composición a entornos de realidad virtual, permitiendo a los artistas manipular elementos 3D dentro del espacio inmersivo. Estas plataformas no solo muestran el contenido, sino que permiten interactuar con él, mover objetos, reposicionar cámaras virtuales y experimentar la escala de una manera completamente nueva. Es la seducción de la omnipresencia, la capacidad de ser un dios en un universo de píxeles.
La pregunta clave es: ¿Cómo se organiza la narrativa cuando puedes moverte dentro de la escena? La lógica de montaje espacial difiere fundamentalmente de la lineal. En lugar de cortes de un plano a otro en una secuencia fija, el editor considera la navegación espacial del espectador. Un «corte» puede ser un cambio abrupto de ubicación o perspectiva, o una transición fluida que guía la atención del usuario a un nuevo punto de interés dentro del espacio. La narrativa se construye no solo a través de la secuencia temporal, sino también a través de la exploración espacial, la interacción con elementos del entorno y la dirección de la mirada del espectador. Es el paso de una línea de tiempo a un espacio de tiempo, donde el control del pacing y la emoción se logra manejando la proximidad, el tamaño de los objetos y los puntos focales dentro de un lienzo 3D. Pero en esta nueva libertad, ¿se pierde la mano firme del narrador, la intencionalidad precisa de un corte que no depende de la deambulación del espectador? ¿Se diluye el mensaje en la vastedad del espacio?
Editar ya no es hacer clic. Es habitar la edición. Es la oportunidad de ser pioneros en un nuevo lenguaje narrativo. Para los expertos, la advertencia es clara: Si no sabes moverte en 360°, te vas a quedar en pausa. La adaptabilidad a estos nuevos entornos inmersivos es crucial para seguir siendo relevante en una industria en constante evolución. En La Resistencia Post, vemos en esta «habitación» de la edición una desconexión creciente. ¿Estamos creando mundos para ser habitados o para ser controlados, donde la libertad del editor se convierte en la dictadura de la inmersión, y la narrativa se subordina a la experiencia tecnológica?
La IA También Edita… Pero en 5 Pantallas al Mismo Tiempo: La Fragmentación de la Mirada y el Algoritmo Narrativo

El concepto de narrativa audiovisual ya no se limita a una sola pantalla. El auge de experiencias inmersivas, instalaciones de mapping, domos y formatos híbridos (vertical/horizontal) exige una nueva forma de pensar la edición. Aquí es donde entra en juego el uso de inteligencia artificial para el montaje de contenidos simultáneos en pantallas múltiples. La IA no solo puede sugerir cortes para una línea de tiempo, sino que puede orquestar ritmos y layouts en espacios no lineales. Nos venden la sinfonía visual, pero en La Resistencia Post, nos preguntamos si esta orquestación algorítmica no lleva a una fragmentación de la mirada, a una sobrecarga sensorial que diluye la coherencia narrativa en un mar de estímulos.
La IA se está volviendo fundamental para sugerir cortes, ritmos y layouts en espacios no lineales. Dada la complejidad de coordinar múltiples flujos de video para diversas pantallas (por ejemplo, una experiencia en domo con 360 grados de contenido, o una instalación con 5 pantallas verticales que muestran partes de una misma narrativa), la IA puede:
- Analizar el contenido: Identificar objetos, emociones, acciones y puntos de interés clave en cada secuencia de video. La máquina, ahora, es el ojo que todo lo ve, y todo lo categoriza.
- Sugerir distribución espacial: Recomendar qué elemento visual o qué parte de la acción debería estar en cada pantalla, o cómo una acción puede fluir de una pantalla a otra. La IA como coreógrafa del espacio, dictando dónde debe ir nuestra atención.
- Optimizar el pacing multicanal: Sincronizar cortes y transiciones entre pantallas para mantener la coherencia narrativa o generar un impacto específico. La búsqueda de la «coherencia» a través de la lógica binaria.
- Generar layouts dinámicos: Crear composiciones visuales que se adapten en tiempo real al contenido o a la interacción del público. La flexibilidad como nueva forma de control, donde la pantalla se adapta a nosotros, pero nosotros nos adaptamos a su lógica.
En este contexto, la multipantalla no es un “formato expandido”, sino un lenguaje nativo. No se trata de simplemente replicar el mismo video en varias pantallas, sino de utilizar cada pantalla como un elemento narrativo distinto, contribuyendo a una experiencia general. La IA puede ayudar a orquestar esta sinfonía visual, asegurando que cada pantalla juegue su papel sin sobrecargar al espectador. Pero, ¿es esta «sinfonía» una obra de arte o un bombardeo sensorial diseñado para maximizar el engagement, donde la profundidad se sacrifica por la inmediatez y la omnipresencia?
¿Cómo se cuenta una historia cuando no hay solo un punto de vista? En una narrativa lineal, el director controla rígidamente la mirada del espectador. En un entorno multipantalla o inmersivo, el espectador puede elegir dónde mirar o cómo interactuar. La IA puede ayudar a diseñar narrativas más abiertas, donde la coherencia se mantiene a pesar de la libertad del público. Puede predecir dónde es más probable que el espectador dirija su atención y ajustar el contenido en otras pantallas para complementar o guiar sutilmente. La «libertad» del espectador, ¿es real o es una ilusión diseñada por un algoritmo que ya sabe lo que vamos a hacer?
VR + IA: El Nuevo Montajista No Está en la Silla, Está en el Casco… ¿Y Pierde la Conexión con la Realidad?

La convergencia de la edición inmersiva en Realidad Virtual (VR) con los asistentes de Inteligencia Artificial (IA) está gestando una nueva generación de montajistas. Este editor del futuro ya no está confinado a una silla y un teclado; literalmente está «en el casco», trabajando dentro del entorno virtual y colaborando con una IA que sugiere pacing, organiza secuencias, maneja audio espacial y optimiza la lógica de navegación interactiva. Nos venden la promesa de una inmersión total en el proceso creativo, pero en La Resistencia Post, nos preguntamos si esta «inmersión» no es, en realidad, una desconexión progresiva del mundo real, donde la intuición humana se subordina a la sugerencia algorítmica.
Imagina un escenario donde el editor, enfundado en un casco de VR, trabaja dentro del entorno con comandos gestuales y la IA sugiere el pacing. Podría «agarrar» un clip de video y «colocarlo» en un punto específico del espacio 3D. La IA, analizando la narrativa, la emoción y el comportamiento del usuario (de experiencias previas), podría sugerir:
- Puntos de corte óptimos: Basándose en los movimientos de cabeza del espectador o el tiempo de permanencia en ciertas áreas del entorno. La máquina dictando el ritmo de nuestra atención.
- Reorganización de secuencias: Proponer diferentes órdenes para los «capítulos» o «eventos» espaciales, optimizando el flujo narrativo interactivo. La IA como co-autora de la estructura narrativa.
- Audio espacial: Recomendar cómo el sonido 3D debe evolucionar a medida que el espectador se mueve, o dónde colocar fuentes de sonido para guiar la atención. El sonido como un señuelo algorítmico.
- Lógica de navegación interactiva: Sugerir «hotspots» o caminos que el espectador podría tomar, y cómo el contenido se adapta a esas decisiones. La «libertad» de elección, guiada por la previsión de la máquina.
Los casos de uso para esta fusión de VR e IA son vastos y transformadores:
- Experiencias inmersivas: Desde documentales interactivos hasta simulaciones de entrenamiento, donde el editor de IA ayuda a crear un flujo narrativo que se adapta a las decisiones del usuario. El aprendizaje y el entretenimiento, ahora bajo el control de la máquina.
- Videojuegos narrativos: Donde la IA en el lado del diseño podría ayudar a los diseñadores de niveles y storytellers a construir la progresión de la historia dentro de entornos abiertos. La creatividad asistida, ¿o dominada?
- Conciertos virtuales y eventos en vivo: Permitiendo la edición en tiempo real de múltiples ángulos de cámara o efectos visuales que se adaptan a la interacción de la audiencia en un entorno 3D. La experiencia colectiva, filtrada por el algoritmo.
El nuevo perfil del editor que surge de esta convergencia es el de un storyteller espacial + operador de sistemas IA. Necesitará una profunda comprensión de la narrativa, no solo lineal, sino también ramificada y exploratoria. Deberá dominar las herramientas VR/3D para manipular el espacio y los objetos. Y, crucialmente, deberá aprender a «dirigir» o «entrenar» a la IA, entendiendo sus capacidades y limitaciones, para que sea un copiloto creativo en lugar de un mero ejecutor. Pero en La Resistencia Post, nos preguntamos: ¿es este «copiloto» un socio o un amo? ¿Y qué ocurre con la intuición, la serendipia, la chispa que surge del error o de la interacción humana no mediada por el código?
La silla de edición ahora tiene casco y sensores. ¿Estás listo? La adaptación a estas nuevas interfaces y metodologías es fundamental para liderar el futuro de la postproducción. Sin embargo, en La Resistencia Post, vemos el riesgo de que, en esta búsqueda de la inmersión total y la eficiencia algorítmica, el editor se convierta en un mero operador de sistemas, perdiendo la conexión con la esencia humana de la narrativa, y con la realidad misma.
Al final recuerda que hay mas información en el canal de Youtube https://www.youtube.com/channel/UCJs9xLwkYU_tDjXYNVhrhrw